William_Shekespeare Enrique_IV 

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REY ENRIQUE.- Esas cosas, entonces, son necesidades? Vengan,
pues, como tales! Y es la misma palabra que nos apura en este
momento: se dice que el Obispo y Northumberland disponen de
cincuenta mil hombres.
WARWICK.- No puede ser, milord. El rumor, semejante a la voz y al
eco, dobla el número de los que se temen. Quiera Vuestra Gracia
acostarse. Por mi vida, milord, las fuerzas que ya habéis enviado,
conseguirán esa victoria bien fácilmente. Para tranquilizaros más aún,
he recibido un informe fidedigno de que Glendower ha muerto.
Vuestra Majestad ha estado indispuesto desde hace dos semanas y esta
vigilia inusitada agravará forzosamente vuestro mal.
REY ENRIQUE.- Seguiré vuestro consejo. Cuando no tengamos entre
manos estas querellas intestinas, amigos queridos, partiremos a Tierra
Santa. (Salen)
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ESCENA II
Un patio delante de la casa del Juez Trivial, en el Glocestershire
(Entran Trivial y Silencio por diferentes lados; luego Mohoso,
Sombra, Verruga, Enclenque, Becerro y criados, que se mantienen en
el fondo de la escena.)
TRIVIAL.- Adelante, adelante, adelante; dadme la mano; un buen
madrugador por la Salita Cruz! Y cómo va mi buen primo Silencio?
SILENCIO.- Buen día, buen primo Trivial.
TRIVIAL.- Y Cómo va mi prima, vuestra compañera de cama? Y
vuestra brillante hija y mía, mi ahijada Elena?
SILENCIO.- Ay! un mirlo, primo Trivial.
TRIVIAL.- Por sí o por no, señor, me atrevo a decir que mi primo
Guillermo está hecho un buen estudiante. Está siempre en Oxford, no
es así?
SILENCIO.- Cierto señor, a mi costa.
TRIVIAL.- Pronto irá pues a la escuela de derecho. Yo estuve en la de
San Clement, donde pienso que todavía se ha de hablar de este loco de
Trivial.
SILENCIO.- Os llamaban entonces el fornido Trivial, primo.
TRIVIAL.- Por la misa, me daban mil nombres! Porque en efecto,
habría hecho cualquier cosa, y sin el menor reparo. Éramos yo, el
pequeño Juan Sueldo de Staffordshire, el negro Jorge Raido, Paco
Roedor y Will Squele, un muchacho de Costwold; no habríais
encontrado en todo el colegio cuatro matasietes como nosotros; y
puedo decir que bien sabíamos donde estaban las buenas faldas;
teníamos lo mejor de entra ellas a nuestra disposición. Entonces Jack
Falstaff, hoy Sir John, era un niño y paje de Tomás Mowbray, duque
de Norfolk.
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SILENCIO.- Ese Sir John, primo, que va venir en busca de reclutas?
TRIVIAL.- El mismo Sir John, el mismísimo. Le vi rajar la cabeza a
Skogan en la puerta del colegio, cuando era un mocoso de este
tamaño; y el mismo día me batí con un Sanson Stockfish, un frutero,
detrás de la posada de Gray. Oh! los locos días pasados! Y ver cuántas
de mis viejas relaciones han muerto!
SILENCIO.- Todos hemos de seguir, primo.
TRIVIAL.- Sin duda, sin duda; seguramente, seguramente. La muerte,
como dice el Salmista, es segura para todos. Todos morirán. Cuánto
una buena yunta de bueyes en la feria de Stamfort?
SILENCIO.- A la verdad, primo, no he estado allí.
TRIVIAL.- La muerte es segura...Vive aun el viejo Double de vuestra
ciudad?
SILENCIO.- Ha muerto, señor.
TRIVIAL.- Muerto!- Toma! Toma!- Tiraba tan bien el arco! Y
muerto! Hacía unos golpes excelentes; Juan de Gante le quería bien y
apostaba mucho dinero por él, Muerto! Habría dado en el blanco a
doscientos cuarenta pasos; lanzaba una flecha a doscientos ochenta,
hasta doscientos noventa mismo, de tal manera que alegraba el
corazón verle... Cuánto la veintena de ovejas?
SILENCIO.- Depende de como son; una veintena de buenas ovejas
puede valer diez libras.
TRIVIAL.- Y el viejo Double ha muerto! (Entran Bardolfo y otro con
él)
SILENCIO.- Ahí vienen dos de los hombres de Sir John Falstaff,
según creo.
BARDOLFO.- Buenos días, honorables caballeros. Cuál de vosotros
es, os ruego, el Juez Trivial?
TRIVIAL.- Yo soy Roberto Trivial, señor, un pobre hidalgo de este
condado y uno de los jueces de paz del rey. Qué se os ofrece de mí?
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BARDOLFO.- Mi capitán, señor, os presenta sus cumplimientos; mi
capitán, Sir John Falstaff, un apuesto caballero, por el cielo! y un muy
bravo oficial.
TRIVIAL.- Me congratulo en extremo señor; le he conocido como un
hombre de armas excelente. Cómo va el buen caballero? Puedo
preguntar cómo va milady su esposa?
BARDOLFO.- Perdón, señor; pero un soldado se acomoda mejor sin
mujer.
TRIVIAL- Bien dicho, a fe mía, señor; perfectamente dicho. Se
acomoda mejor! Excelente! Es la pura verdad: una buena frase es
seguramente y siempre fue muy recomendable. Acomoda! Eso viene
de accommodo; muy bien; buena frase!
BARDOLFO.- Perdón, señor; he oído esa palabra. Frase, la llamáis?
Pardiez! No conozco la frase; pero mantendrá con mi espada que esa
palabra es una palabra militar y digna de todo respeto. Se acomoda!
Esto es, cuando un hombre, como se dice... se acomoda, o cuando se
encuentra en un estado en que, puede decirse, que... se acomoda; lo
que es una cosa excelente.
(Entra Falstaff)
TRIVIAL.- Justísimo; pero ved, he aquí al buen Sir John Dadme
vuestra buena mano, dadme la buena y excelente mano de vuestra
señoría. Por mi alma, tenéis un soberbio aspecto y lleváis los años
admirablemente; bien venido, buen Sir John.
FALSTAFF.- Encantado de veros en buena salud, mi querido señor
Roberto Trivial... El señor Carta- Segura, creo?
TRIVIAL.- No, Sir John; es mi primo Silencio, mi compañero de
comisión.
FALSTAFF.- Querido señor Silencio, os sienta muy bien ese empleo
de paz.
SILENCIO.- Bien venida Vuestra Señoría.
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FALSTAFF.- Ouf! hace un tiempo muy caluroso! Caballeros, me
habéis encontrado aquí una media docena de hombres aptos para el
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